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La vida común de una Concepcionista, una historia que pocos conocen

Desde el  24 de marzo de 1597, habitan en la ciudad de Loja las Madres Conceptas, con la llegada de la Abadesa Doña María de Orozco, acompañada de las monjas profesas Isabel y Ana de Orozco. Dando inicio a la silenciosa presencia de las hermanas Concepcionistas.

El Claustro de las Madres Conceptas se encuentra en el centro de la ciudad, junto a su museo y capilla. Tras los muros de este monasterio han pasado centenares de hermanas concepcionistas que decidieron entregar su vida por completo a Dios, viviendo en una cotidianidad de recogimiento, oración, trabajo y caridad, decidiendo abandonar y dejar de lado sus prioridades materiales como familiares, recluyéndose para vivir un encierro voluntario.

Para formar parte de esta vida religiosa, toda mujer u hombre hacen normalmente tres votos:  pobreza, castidad y obediencia, formar parte de esta conlleva a no tener fines de lucro, se niega la vida sexual, renuncian a la paternidad o maternidad y se acatan a las reglas que este monasterio ha seguido desde sus inicios. La obediencia les obliga a respetar a la autoridad y llevar una sana convivencia en grupo, lo que define a estas mujeres en particular es su cuarto voto, la clausura, deciden servir a Dios desde adentro, teniendo una formación individualizada con lo divino, hasta el día en que sean llamadas a terminar con su servicio a Dios. 

Ellas tienen tres principios básicos que son: el silencio, la oración y el trabajo; la aplicación de estos principios se dan a las horas de comida, deben estar en silencio y mientras se alimentan, una de ellas hace lectura de la palabra de Dios, para la limpieza posterior a la comida, se turnan para lavar platos, barrer, arreglar el sitio y continúan con la misma rutina diariamente basándose sus horarios por turnos.

Varias características de las hermanitas Conceptas son sus vestimentas, va cambiando dependiendo al voto que vayan a pasar, en el postulantado ( primer voto), su velo es blanco y pequeño y su vestido azul, en la toma de hábito ( segundo voto), velo grande blanco y vestido blanco, para las monjitas; este voto es el más esperado, se la viste a la postulante de novia, y las demás hermanitas la van despojando del maquillaje, vestimenta y la van caracterizando como debe ser una Madre Concepta, escogen el nombre con el que les gustaría llamarse religiosamente y finalmente les dan el anillo( desposada con Jesucristo),  en su tercero y cuarto voto se mantiene la misma vestimenta, excepto en ocasiones especiales, como las celebraciones religiosas.  

Una de las reglas monásticas consistía en que las mojas del claustro, participaban de la misa a un costado del templo, tras las rejas, en ese lugar, cantaban y se preparaban antes y después de la misa con palabras y oraciones individuales. Actualmente estas normas han variado, por ejemplo, ahora tienen oportunidad de realizarse sus chequeos médicos a las afueras del monasterio, antes no era posible, el profesional se trasladaba hasta el monasterio, su vestimenta también ha variado con el paso de estos años, antes, se tapaban todo su rostro a excepción de su rostro, actualmente su rostro puede ser visible e identificable. 

Las monjas de clausura mantienen sus horarios que cumplir su rutina y su disciplina diaria; les resulta muy cómodo y a la vez agradable en todo lo que hacen. Se dedican a gran diversidad de actividades como es el caso de la elaboración de pan, ostias y el cultivo de gran variedad de plantas medicinales con lo que se elabora aguas aromáticas, dulces, entre otros productos. De igual forma, poseen una fantástica habilidad en cuanto a bordados,  fabrican casullas, dalmáticas y estolas con la ayuda del hilo de oro y plata. 

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